Muchos años antes de Jesucristo, se hablaba de resucitar los muertos, pero desde una doctrina aún no desarrollada en su totalidad. Por esa situación, en los tiempos de Jesús habían dos posiciones definidas: La de los saduceos que no creían en que había resurrección y la de los fariseos que sí creían en ella. La resurrección es volver a vivir en su propio cuerpo. Resurrección no es reencarnar; es volver a vivir en su cuerpo original, pero transformado.
La presencia de Jesucristo revolucionó el concepto de la resurrección, puesto que él resucitó algunas personas, como demostración de su poder sobre la muerte. En varias ocasiones él fue cuestionado sobre este asunto, dando significado a los cuestionamientos, como dijo que en la resurrección de los muertos no habrá sexo, pues ni se casan ni se darán en casamiento. No habrá matrimonios ni de aquí ni de allá.
Una idea interesante sobre la resurrección, es que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Por tal motivo, se habla del Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Si ellos existían, después de haber muerto, entonces, ese era su Dios, de lo contrario no se hablaría de Dios. Es importante este pensamiento doctrinal, porque los judíos se fundamentaban en esa esperanza, del Dios de sus padres, como resultado de su existencia como pueblo.
Los judíos tenían la creencia en que cuando ellos morían, se iban a reunir con sus antepasados. Esta idea no era única de los judíos, sino que también estaba en las creencias de otros pueblos. Esto venía como resultado de una idea de su origen común; todos realmente venían de un mismo tronco familiar: Noé. De ahí que, los egipcios creían en el más allá de sus muertos, pero también los babilonios lo creían.
Jesucristo, se presenta diciendo que habrá resurrección de los muertos, tanto para buenos o malos, como para creyentes e incrédulos. Por eso dijo: «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida ; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» Jn. 5:28, 29.
En el diálogo que Jesucristo sostuvo con María, se dejó claro que la resurrección de los creyentes es real. Por tanto: «Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo : Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente, ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo» Jn. 11: 23- 27.
Esta vivencia que tuvieron los apóstoles, les preparó para la resurrección de su maestro y Cristo, puesto que la resurrección de él implicaba el triunfo de la fe de ellos, de lo contrario su fe era inútil. una simple teoría no resolvía las dudas que generaría la muerte de él y su resurrección, a menos de que ellos estuvieran conscientes de quien verdaderamente era él. Pedro dijo:…»Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» Jn. 6:69.
La resurrección de Jesucristo se dio verdadera. Hubo evidencias de los soldados que cuidaban el sepulcro, de los discípulos que les vieron resucitados y del pueblo que continuó proclamando el nombre de Jesucristo. El hecho de que hasta nuestra fecha se siga predicando y que los creyentes puedan confesar las maravillas que se hacen en nombre de Jesucristo, nos enseñan que él vive y está sentado a la derecha del Padre en el cielo.
Todos los cristianos tenemos la esperanza viva de la resurrección de todos los muertos justos e injustos. Los que murieron en Jet Set, también resucitarán, cuando nuestro Salvador venga del cielo. Y todos, los que han muertos, y los que vivimos seremos transformados, antes de ir al juicio final.
Cristo resucitó, ahora él nos promete resucitar a todos los muertos, pero es obvio cada quien sabe lo que ha hecho en su vida, eso hará la diferencia en el juicio. Vida eterna y condenación eterna.
JPM
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