
La noche del lunes 2 de junio de 2025, habitantes del área rural del municipio de Orito, en el departamento de Putumayo, incendiaron dos motocicletas que harían parte de un grupo mayor compuesto por jóvenes, y que han visto en el puente que cruza por la zona como un lugar perfecto para realizar piques ilegales y practicar stunt.
Las carreras y las acrobacias y carreras ilegales sobre el la estructura que pasa por el río Orito, sumado al ruido en exceso que producen los automotores generaron que la comunidad reaccionara de manera airada.
Para esto, se organizaron y disolvieron la reunión de jóvenes, pero en medio de la huida de los presentes los lugareños se quedaron con dos de las motocicletas, y acto seguido —como forma de protesta— les prendieron fuego.
El hecho quedó captado en video, y en la misma grabación se puede observar que los habitantes de la zona dejaron un cartel al lado de los vehículos incendiados, y a modo de advertencia, aseguraron que si el grupo de amantes de la velocidad sigue reuniéndose en este lugar, seguirán quemando más motos.
“Prohibido el stunt, los piques ilegales y motos bullosas. Todas serán quemadas”, reza en el mensaje.
Este hecho evidencia la molestia creciente entre los habitantes frente al ruido y los peligros asociados a estas prácticas, que afectan la tranquilidad y la seguridad vial de la zona.
La quema de motocicletas no resulta un hecho aislado en la región; en meses anteriores ya se habían presentado incidentes similares, motivados por el rechazo local hacia quienes protagonizan piques ilegales y usan motos con escapes modificados.
Esta situación es más común de lo que se cree en algunos puntos de las ciudades principales del país, donde el horario predilecto para realizar estas prácticas es de noche y en las madrugadas, momento en el que hay menor presencia de la población civil y las autoridades.
Vecinos en el sector de La Macarena, en Bogotá, tampoco pueden dormir por culpa de la misma situación
La avenida Circunvalar, al oriente de Bogotá, se ha convertido de nuevo en escenario de piques ilegales de motociclistas, generando preocupación entre los habitantes del barrio La Macarena y sectores vecinos en la localidad de Santa Fe, muy cerca al centro de la capital.
Los residentes denuncian que el ruido ensordecedor y las maniobras peligrosas, y en especial durante la noche y la madrugada, afectan la tranquilidad, el descanso y la seguridad vial en la zona.
A pesar de la instalación de reductores de velocidad en puntos estratégicos, las carreras clandestinas entre las 9:00 p. m. y las 3:00 a. m. siguen siendo frecuentes, según denunció el concejal Jesús David Araque.
El cabildante afirmó que estos eventos no solo infringen la normativa de tránsito, sino que representan un reto constante para las autoridades encargadas de hacer cumplir las leyes.
“El orden se tiene que seguir recuperando en Bogotá. Acá hay normas, hay leyes que se deben respetar. Los piques o carreras de vehículos en las vías de la ciudad no están permitidos y el gremio de motociclistas tiene que entenderlo y respetarlo”, aseguró Araque, quien acompañó a la comunidad durante el último año y reiteró su compromiso para buscar una solución definitiva.
Los vecinos señalaron que los motociclistas, al notar la presencia de operativos, desvían sus rutas hacia calles internas, esto agrava el problema e impide el descanso de las familias.
El temor a accidentes viales, sumado al ruido constante, ha llevado a la comunidad a organizar plantones y protestas pacíficas, como la realizada en enero de 2025 frente a la sede de la Universidad Distrital.
El concejal Andrés Barrios también respaldó a la comunidad y destacó el cansancio de los habitantes de La Macarena, La Perseverancia y Bosque Izquierdo. Barrios señaló que la situación se ha salido del control y reiteró la necesidad de fortalecer la presencia de las autoridades y de sancionar a quienes persistan en esta práctica ilegal.
Las sanciones para quienes participan en los piques incluyen sanciones por exceso de velocidad, desobedecer las señales de tránsito, circular en sentido contrario y realizar maniobras peligrosas, con multas que pueden ir desde los $ 604.054 hasta $1.207.800, de acuerdo con los valores de 2025.
Las autoridades pueden inmovilizar las motocicletas hasta que se pague la sanción correspondiente.
Mientras tanto, los vecinos insisten en su llamado a las autoridades para que se tomen medidas más estrictas y se garantice la tranquilidad de los barrios afectados por esta problemática.