La china y el sano nacionalismo

imagen

LA AUTORA es abogada. Reside en Italia.

Las naciones, como los seres humanos, son influenciadas en su comportamiento consciente e inconsciente por los acontecimientos históricos que han vivido,  pero también por el orgullo de su pasado, por sus valores culturales enraizados en su identidad como pueblo.  Si, por que una parte del inconsciente colectivo es aquello que está grabado en la memoria colectiva histórica de una nación y pasa a ser  parte de sus  referencias culturales.

Y ésta, por lo tanto, se manifiesta en aquellos que  gobiernan dicha nación por que son parte de esa misma cultura. Entender eso es importante para quien estudia y busca comprender una nación y sus  posibles reacciones o estrategias.  Un caso interesante es el de la China cuyo férreo nacionalismo y su resistencia a imposiciones externas  pudo ser agudizada por las terribles experiencias vividas en el siglo pasado y el siglo XIX.  Siendo un grande imperio, autosuficiente en su riqueza, ya desde finales del siglo XVIII  sintiéndose protegida en su aislamiento, no se preocupó por saber de los nuevos progresos científicos y tecnológicos que estaban sucediendo en Occidente.

Esto la colocó en una situación de debilidad en el campo de la defensa. En el momento en que surge un conflicto con Inglaterra fue evidente dicha inferioridad, perdiendo así la primera guerra del opio y comenzando la denominada “humillación China”. Por un siglo China debió someterse a imposiciones de países de occidente como Inglaterra, Rusia y del vecino Japón, más avanzados tecnológicamente.

Desastres que  acabaron con el gobierno monárquico y desató la época de los señores de la guerra,  época que dividió la china en territorios gobernados por militares que luchaban entre ellos. Militares que apoyaron Inglaterra y Japón con el objetivo de hacer de China una colonia, corrompiendo a dichos militares y promoviendo la división como habían hecho los ingleses en la India.

De todas maneras, la época de los señores de la guerra terminó (por lo menos de forma teórica) con la victoria del ejercito nacionalista, quienes con la ayuda de los comunistas y de la URSS de Stalin, reunifican de nuevo La China. Esta reunificación fue, entre otras cosas, consecuencia del fuerte nacionalismo que surgió después del maltrato sufrido por China en el Tratado de Versalles en 1919 al final de la Primera Guerra Mundial.

En dicho tratado se le concedió al Japón un territorio que había usurpado Alemania a China. China, que también  había participado con los vencedores en la guerra, no firmó el tratado como protesta y fue tan fuerte el rechazo a esa injusticia que surgió un fuerte nacionalismo, surge el Movimiento del Cuatro de Mayo, una manifestación estudiantil que marcó el inicio del movimiento nacionalista chino que llevó a la creación del Ejercito Nacionalista y a la posterior reunificación de China en 1928.

Las luchas nacionalistas continuaron contra Japón por la recuperación de territorios en los que el Ejercito Nacionalista y   comunistas nacionalistas se unieron en ese objetivo. Más tarde, una guerra civil en la cual los comunistas vencieron en China, con una clase dirigente forjada en esos años de lucha, no es de sorprender el espíritu de lucha y resistencia que los caracterizaron. Un orgullo que los hacía reaccionar cuando potencias más fuertes querían imponerse en detrimento del territorio o del derecho de auto determinarse.

Precisamente, una de las causas de la ruptura con  la Unión Soviética fueron tensiones territoriales, aparte de visiones estratégicas diferentes. Cuando buscan la alianza con los Estados Unidos, con el objetivo de fortalecer la economía china, que en esos momentos estaba en una situación desesperada, lo hacen tratando a frente alta con los Estados Unidos, advirtiendo su resistencia a imposiciones.

Claro, reconocían sus límites y lo peligroso que había sido en el pasado el aislamiento. Necesitaban ayuda, tecnología y avances científicos para iniciar un mejoramiento de las  fuerzas productivas de la nación.

Para ello utilizaron su diplomacia y su capacidad de negociación con la potencia americana. Según Henry Kissinger en su libro “China” observa que; “China conocía su valor geoestratégico en Asia y se ofreció para ayudar a los Estados Unidos con sus objetivos en Asia” “actuaba como instructor en estrategia y no como consumidor pasivo de recetas estadounidenses como solían hacer los aliados europeos de Estados Unidos”.

Respecto a la perestroika en la Unión Soviética, según escribe Henry Kissinger en su libro sobre China, “consideraban a Gorbachov en un error porque este proyecto anteponía la reforma política a la reforma económica. Desde el punto de vista chino se necesitaba una reforma política, pero tenía que precederla la económica”. Efectivamente, cuando los países sufren crisis económicas poner en controversia la legitimidad de un sistema político económico es un suicidio.

Según cuenta Kissinger “A la caída del comunismo y la división de la Unión Soviética, sectores en Estados Unidos presionaron al gobierno para que llamara a la democratización de la China, Jiang, el presidente de China en esos momentos, respondió con la tradicional argumentación de Mao y Deng “Es inútil presionar a China. Mientras más presión más resistencia”.

Con todo esto no quiero alabar a los políticos chinos, en el pasado se cometieron graves errores como “El grande paso adelante” y “La Revolución Cultural”, entre otros menos conocidos. Lo que es interesante es la fuerte defensa a su soberanía.  Es posible que ese nacionalismo sano y esa resistencia a las imposiciones externas vengan no solo de las experiencias pasadas sino también de la conciencia de haber sido un gran imperio.

El nacionalismo prepotente y/o agresivo ha sido una lacra destructiva en la historia de la humanidad, pero el nacionalismo, que lleva a proteger los intereses de la nación con inteligencia y diplomacia, es como la sana autoestima de un individuo, lo protege de ser abusado y utilizado por los otros.

En mi opinión la democracia sigue siendo el mejor de los sistemas políticos, pero esta no es eficaz si la clase dirigente es corrupta e incompetente o cobarde, porque cuando esto sucede no se respeta el contrato social en el que los gobernantes deben representar los intereses de la nación en su conjunto. Y hasta los derechos primordiales de libertad de expresión y de seguridad, que deben ser protegidos en una democracia, podrían ser irrespetados, y cuando esto sucede la democracia… ya no existe.

Compártelo en tus redes:

ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.