
Cotuí-La comunidad de Cotuí, en la región del Cibao, sigue siendo escenario de una creciente lucha en defensa del medio ambiente ante las prácticas destructivas de la minera Barrick Gold. La empresa continúa derribando extensas áreas de bosques, con el fin de continuar su extracción de oro, lo que pone en peligro no solo la biodiversidad local, sino también el futuro del río Naranjo, un recurso vital para la región.
El impacto ambiental ha sido devastador. La extracción minera está alterando el curso natural de los ecosistemas, y el riesgo de contaminación por metales pesados amenaza tanto a la fauna como a la flora, con consecuencias inciertas para las poblaciones que dependen del río para su agua potable y actividades agrícolas.
Uno de los proyectos más polémicos es la construcción de una presa de cola, una estructura destinada a contener los desechos tóxicos de la minería, que pone en riesgo no solo la calidad del agua, sino también la seguridad de comunidades cercanas. Este tipo de infraestructuras, ampliamente cuestionadas por su alto riesgo de contaminación y accidentes, ha generado un fuerte rechazo entre ambientalistas y habitantes locales.
A pesar de las intensas protestas y la denuncia internacional, el gobierno dominicano se ha mantenido en silencio frente a las denuncias y las evidencias de las consecuencias ambientales que está provocando Barrick Gold en la región. La falta de acción oficial ante la destrucción del entorno natural y la amenaza directa a las comunidades ha generado una creciente desconfianza hacia las autoridades, a quienes se les acusa de cerrar los ojos ante el poder de la empresa minera.
Organizaciones sociales y activistas ambientales han solicitado al gobierno una postura firme frente a la minería destructiva, pidiendo una revisión inmediata de las concesiones otorgadas a Barrick Gold y una evaluación de los daños ya causados a los ecosistemas locales. Sin embargo, hasta la fecha, no se han anunciado medidas concretas para frenar la actividad minera en la zona.
El silencio gubernamental en torno a esta crisis refleja una tensión latente entre el desarrollo económico que se justifica bajo la bandera de la inversión extranjera y la urgente necesidad de proteger los recursos naturales que son esenciales para la vida de miles de dominicanos. La lucha contra Barrick Gold continúa, mientras los habitantes de Cotuí y el Cibao mantienen la esperanza de que la voz del pueblo sea finalmente escuchada.