La pena de muerte es un instrumento importante para los gobiernos de muchos países, utilizado para controlar a la población y reprimir las opiniones disidentes. La siguiente infografía de Statista emplea datos de Amnistía Internacional para mostrar los países en los que se llevaron a cabo ejecuciones el año pasado.
China encabeza la lista con varios miles de ejecuciones, aunque se desconoce el alcance real del uso de la pena de muerte en este país, ya que la información sobre condenas a muerte y ejecuciones está clasificada como secreto de Estado. Irán ocupa el segundo lugar, con una cifra mínima de 972 ejecuciones. El número de ejecuciones en Arabia Saudí también alcanza los tres dígitos, con al menos 345 condenas a muerte. Además, se ejecutó a personas en otros 12 países, entre ellos Estados Unidos, con un total de 25 muertes.
En 2024, al menos 1.518 personas fueron ejecutadas en todo el mundo. Esto representa un aumento del 32% en comparación con el año anterior. El elevado número de ejecuciones se debe a un incremento masivo de las ejecuciones en unos pocos países. «Irak, Irán y Arabia Saudí son responsables del drástico aumento de las ejecuciones el año pasado», afirma Julia Duchrow, secretaria general de Amnistía Internacional en Alemania. «En Irán y Arabia Saudí, en particular, la pena de muerte se utiliza para silenciar a todos aquellos que son lo suficientemente valientes como para denunciar».
Según Amnistía, los datos que se presentan en los gráficos «solo abarcan el uso judicial de la pena de muerte y no incluyen cifras de ejecuciones extrajudiciales». Amnistía Internacional solo informa cifras para las que puede encontrar una confirmación razonable, aunque las cifras reales de algunos países son significativamente más elevadas. Algunos Estados ocultan intencionadamente sus actuaciones judiciales relacionadas con la pena de muerte, y otros no conservan ni facilitan datos sobre el número de condenas a muerte y ejecuciones.
