Cortemos la cultura de pedir

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El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros.

Por Humberto Contreras Vidal

A propósito de los limpiadores de vidrio y de los inconvenientes que todo ello ha originado. Hay que decir que el problema general es que hemos estado convirtiendo la República Dominicana en una nación de “pedidores”. Personas que piden por todo. Ya nadie quiere hacer favores. Todo es por dinero.

La destrucción de los valores que caracterizan a las personas civilizadas ha provocado que nos comportemos como animales sedientos de un sólo alimento. El alimento dinero.

La dignidad humana parece que ha desaparecido. No en vano está escrito que el dinero es la fuente de todos los males. También hay que agregar la ambición de poder como elemento destructor de la humanidad.

Ya nadie quiere hacer favores. Todo es por dinero. Cualquiera se pone en una vía pública, y ya no basta con pagar impuestos de circulación, hay que pagarle a una persona para que cuide el vehículo. Si siete veces te paras en lugares diferentes, siete veces tienes que pagar al “dueño” de esa parte de la vía pública.

En el supermercado hay que pagarle a uno que está enfundando los productos que has comprado. Aunque busques un supermercado con gran estacionamiento, la seguridad estará al acecho para pedir.

Alguien me comenta que preguntó por una dirección en una calle de Puerto Plata. El transeúnte que contestó, tuvo el atrevimiento de pedir dinero por facilitar la información de esa dirección.

La inmigración ilegal se suma al conjunto de las personas que piden. Estos lo hacen con la agravante de que han utilizado y siguen utilizando niños pequeños como instrumentos para sensibilizar los bolsillos de las personas de buen corazón. Personas que cada vez ven mayores limitaciones en sus propias economías.

En el restaurante se combinan el pago de los impuestos de ley junto a los “pedidores” de turno. Aquí se da una tributación múltiple. Pagas 10 % de propina por ley. Pagas la propina en efectivo de la persona que atiende tu mesa. Pagas al que pide en el parqueo y, en ocasiones, a los que se mantienen en el entorno de esos negocios de alimentos.

Funcionarios

No se seguirá describiendo más casos específicos de personas que piden. Son muchos más. También se incluyen algunos funcionarios públicos civiles, policiales y militares. Esta cultura de pedir y de que me den lo mío, es la base del clientelismo político.

Es parte de  lo que está debilitando y destruyendo la cultura institucional de lo que se espera en una sociedad organizada.  Para todo y a todos los niveles, sin importar las instituciones, se ha convertido en una costumbre que para reunir personas hay que pagarles, darle de comer o mostrar un claro beneficio sólo por asistir a un encuentro de cualquier naturaleza.

Muchos alegan que, en general, todos estos pagos son voluntarios y que nadie está obligado a sacar de su dinero para darlo a ese ejército de personas especializadas en pedir.

La realidad es que si no pagas al que te pide “te ponen cara”, tal como un perro que muestra sus dientes a un desconocido. Te pueden vociferar palabras ofensivas incluyendo amenazas, te rayan el vehículo o rompen micas y espejos…etc. Se crean situaciones que han terminado en la agresión física con consecuencias que han ido desde heridas leves hasta la muerte.

Sin bien es cierto que esa situación no ocurre en el 100 % de los casos de las personas que piden, no menos cierto es que en la mayoría de casos es lo que está ocurriendo en toda la geografía de las ciudades más pobladas de la República Dominicana.

Lo más lamentable es que las personas que verdaderamente merecen ayuda y aportes solidarios, están siendo desplazadas por otras que pueden desempeñar una labor más productiva en beneficio de ellos mismos, su familia y el país.

Paremos ya de estar importando modelos económicos y sociales que son indignos para el ser humano.

Vamos a promover el crecimiento de fuentes de empleo dignos cuyos ingresos cubran las necesidades de las familias dominicanas y  que estén acorde con la democracia, la libertad y la justicia social.

Otro texto será escrito más adelante, donde se explique el por qué tantos están pidiendo y cómo los ciudadanos podemos enfrentar este cáncer social.

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