Cuarta victoria consecutiva para el Partido Liberal de Canadá. La bancada del primer ministro Mark Carney ganó las elecciones federales del lunes 28 de abril, según las proyecciones.
Con casi todos los votos escrutados, los resultados muestran que los liberales han ganado 168 distritos electorales, seguidos por los conservadores con 144.
Asimismo, Mark Carney, quien asumió el cargo tras Justin Trudeau en marzo, puede formar un gobierno y continuar como primer ministro.
Un primer ministro sin mayoría absoluta en el Parlamento
Primero, esta victoria tiene un límite importante: los liberales no lograron obtener una mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, la Cámara Baja del sistema parlamentario canadiense.
Según las proyecciones, los liberales deberían obtener 168 escaños, menos de los 172 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta.
Esto obligará al Partido Liberal a buscar alianzas para poder llevar a cabo la agenda gubernamental. Podrían buscar adeptos dentro del Bloque Quebequés, la tercera fuerza en el Parlamento con 23 escaños, o en el Nuevo Partido Democrático, que cuenta con siete.
“El Bloque Quebequés, que se perfila como el tercer partido, podría ser un aliado. Sin embargo, también hay representantes que han sido elegidos por el Partido Verde y el Nuevo Partido Democrático, lo que representa una centroizquierda que puede aportar estos votos al Partido Liberal para llevar a cabo una agenda de gobierno”, comenta Salvador Herencia-Carrasco, analista político de la Facultad de Derecho de la Universidad de Ottawa, entrevistado por France 24 en español.
El repunte de los liberales por el sentimiento antitrump
La victoria de los liberales se presenta como un éxito inesperado, ya que hace unos meses las encuestas de opinión los daban por vencidos, después de una década en el poder.
«Ocurrió lo impensable, ya que hace unos meses se daba por hecho que el partido conservador iba a ganar», dice Herencia-Carrasco.
Los liberales aprovecharon el sentimiento anti-Trump para revertir la tendencia, después de que el presidente estadounidense iniciara una guerra arancelaria contra Canadá y se refiriera al país vecino como el potencial estado número 51 de Estados Unidos.
“Esto unió a toda la población canadiense y se convirtió en una elección sobre en quién confía usted para liderar al país en este contexto delicado”, apunta Herencia-Carrasco.
«Parecía que el partido liberal, especialmente con el cambio de primer ministro a Mark Carney, estaría más calificado para liderar este proceso», añade el profesor.
De hecho, Carney centró su campaña en la defensa de la soberanía de Canadá, adoptando una posición firme frente a las amenazas de Donald Trump y mostrando la voluntad de reducir la dependencia de Canadá respecto a la economía del país vecino.
En su discurso de victoria en Ottawa, Carney enfatizó nuevamente la importancia de la unidad canadiense ante las amenazas de Washington. También afirmó que el sistema mutuamente beneficioso que Canadá y Estados Unidos habían compartido desde la Segunda Guerra Mundial había llegado a su fin.
“Ya superamos el impacto de la traición estadounidense, pero nunca debemos olvidar las lecciones”
“Como he advertido durante meses, Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país. Estas no son amenazas vacías. El presidente Trump está tratando de quebrarnos para que Estados Unidos pueda poseernos. Eso nunca… jamás sucederá”, agregó.
¿Habrá un giro con Mark Carney o seguirá la línea de Justin Trudeau?
Cambiar la relación con Estados Unidos, el mayor socio económico de Canadá, no será una tarea fácil. “La mayoría del comercio canadiense pasa por estados unidos. Hay una interconexión de ambas economías. Eso no va a cambiar de la noche a la mañana”, matiza Herencia-Carrasco.
Durante la campaña, Carney también se distanció de la figura de Justin Trudeau. En especial cuando dijo que el ex primer ministro no se enfocó lo suficiente en hacer crecer la economía canadiense y eliminó un polémico impuesto al carbono impulsado por Trudeau, que había dejado a muchos votantes enfurecidos.
Su perfil como banquero —Carney fue gobernador del Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008 y del Banco de Inglaterra en pleno Brexit— alimenta las esperanzas de la población canadiense. Muchos lo consideran la persona ideal para enfrentarse a Trump en el ámbito político y comercial y, al mismo tiempo, atender las preocupaciones domésticas de los canadienses, como el costo de vida y el acceso a la vivienda.
Sin embargo, a pesar de que el retiro de Trudeau impulsó una dinámica favorable para el Partido Liberal, los analistas no anticipan un cambio significativo entre las acciones del ex primer ministro y las de su sucesor.
De todas formas, la relación con Estados Unidos se presenta como el tema de mayor interés en los próximos meses.
«Lo que los canadienses esperan es que este gobierno tenga la capacidad y las herramientas para buscar una tranquilidad que permita a la gente salir de este sentimiento de incertidumbre», observa Herencia-Carrasco.
El fracaso del líder conservador Pierre Poilievre
Con 144 escaños, según las proyecciones, el Partido Conservador, principal rival de los liberales, obtendría su mejor resultado en décadas.
Sin embargo, este relativo éxito tiene un sabor amargo: según las previsiones, su líder Pierre Poilievre perdería su escaño.
Durante la campaña, fue criticado por su postura tibia frente a Trump, aunque intentó distanciarse del presidente estadounidense, con quien comparte visiones sobre varios temas.

Además, afirmó que deseaba mantener el enfoque en los problemas internos que habían generado el descontento contra Trudeau. Intentó convencer a los votantes de que Carney sería simplemente una continuación del fallido gobierno liberal, pero ese argumento no logró tener impacto.
“Los canadienses no tienden a irse a los extremos. Estos discursos extremistas y populistas nunca han calado en la situación. Lo que se necesita es estabilidad y tranquilidad para que las personas puedan seguir con su vida”, explica Herencia-Carrasco.
Los próximos meses serán clave para que Carney pueda demostrar —o no— que es capaz de encaminar ese creciente sentimiento nacionalista hacia acciones concretas que beneficien a los canadienses.